Crónicas

POSTALES DEL NARCOTRÁFICO EN LA REGIÓN / Jorge Cadús
LAS VENAS ABIERTAS

La corrupción policial al amparo de la política, las relaciones judiciales, el lavado de dinero del empresariado y la cuestión cultural son ejes que no pueden quedar al margen a la hora de pensar el consumo y el tráfico de drogas en la región. En diferentes actividades, Sofía Zadara, Carlos del Frade y el Centro de Estudios Generación para un Proyecto Social intentaron abordar éstas realidades, y de qué maneras sacuden hoy a una región donde el consumo y tráfico de drogas creció en forma paralela al boom sojero. Una crónica urgente que crece a la par de la demanda de los vecinos de cada localidad, y de frente a la indiferencia de gran parte de los funcionarios de gobierno.


REGIÓN BLANCA
La postal llega de la mano de una militante política de la localidad.
Dos patrulleros llegan a la puerta de una casa que, en el barrio, está marcada como lugar de venta de distintas sustancias. Un proveedor menor, intermediario que se hace unos mangos con el negocio.
La militante exclama: “Por fin un procedimiento. Era hora que hicieran algo”.
Un par de pibes entre 10 y 13 años la corrigen: “Qué procedimiento, seño. Le vienen a cuidar el negocio”.
La historia, un chiste agridulce que derrapa inocencia en mitad de la intemperie, certifica lo que escribimos en nuestra edición anterior.

En las escuelas de Alcorta, hay maestras que se dan de boca contra una realidad que muchas veces las pone al límite: un pibe de doce años explica con detalles cómo se pica la marihuana, cómo se arma un porro, cómo se fuma para que "pegue bien".
Otro pibe, de trece años, cuenta la diferencia entre fumar una flor o un paraguayo.
Hay madres que se acercan pidiendo una mano, un consejo, siempre "para el más chiquito, porque los más grandes ya están". "Los más grandes" tienen entre 17 y 20 años.
Una piba de quince cuenta que paga en promedio $100 por un gramo de cocaína, "de la mala, pero peor es nada".

A esa rápida enumeración de tan sólo algunas postales del consumo y tráfico de distintas sustancias en nuestra localidad -postales repetidas a lo largo de toda la región- se podrían agregar la línea directa abierta para la llegada de la cocaína desde el sur de Bolivia a un negocio céntrico; el aumento en el consumo de pastillas en sectores populares, a partir de la ausencia de controles en el expendio de fármacos "de uso legal expendidos bajo receta"; las diversas modalidades de venta, sea en casas particulares -en ocasiones a metros de dependencias públicas oficiales- o por intermedio de deliverys; la creciente urgencia de los vecinos de espacios públicos que no encuentran dónde y a quién acudir a la hora de contar sus preocupaciones.

Postales que atraviesan toda la geografía regional.
En ese marco, en los últimos días, un par de encuentros intentaron pensar la cuestión del consumo y el tráfico de drogas en la localidad lejos de lugares comunes y de silencios cómodos.

FOCOS
A mediados de septiembre, la Licenciada en Servicio Social Sofía Zadara dictó una serie de talleres de "abordaje comunitario sobre adicciones" en distintas localidades del sur santafesino: Villa Constitución, Sargento Cabral, Santa Teresa y Alcorta. Con el auspicio del senador Germán Giacomino, y bajo la consigna "Libre decisión. Vos decidís vivir sin drogas", la iniciativa reunió a centenares de pibes en cada encuentro.
Zadara -egresada de la Universidad de El Salvador- tiene una vasta experiencia en el trabajo en centros comunitarios, y tuvo a su cargo la coordinación del Programa Educativo de Inclusión Social de Cáritas Argentina.

En charla con Prensa Regional, la tallerista apuntó que "hay un criterio que tiende a pensar que el tema de las adicciones pasa por la sustancia, cuando en realidad eso es un detalle. En primer lugar, no todos tenemos la misma capacidad para enfrentar el dolor, y eso es lo que diferencia a una reacción de otra. No importa la magnitud del problema, sino qué tan grande es ese dolor que causa en mí. Si vos desglosás el término adicción, significa no decir. Hay algo que no se está diciendo, algo que la persona no puede verbalizar. No es que no habla: no puede poner en palabras lo que le pasa. La consecuencia más grave de eso es el aislamiento, te vas cerrando en un círculo porque no podés hablar, te sentís mal, no lo decís, comienza el acercamiento a cierta sustancia, ¿cómo hacés para pedir ayuda si sentís que es demostrar debilidad? Ese es el círculo que hay que romper. Y para eso hay que sacar el foco fuera de la sustancia".

En relación al taller brindado en Alcorta, Zadara consignó que "se sintió un espacio de mucha participación, con mucho debate, donde quedaron muchas preguntas dando vueltas. Se pudo charlar sobre cuestiones culturales, que muchas veces se relaciona con ponerle etiquetas al otro, y lo vamos hundiendo simplemente por no dejarlo salir de ese rótulo. Eran muchos chicos, no se fue ninguno, y eso significa que pudimos abordar el tema poniendo el foco en la persona, en los proyectos de vida. Eso es importante, porque cuando alguien siente que no tiene sentido su vida, que no sabe para dónde rumbear, y no estoy hablando de casos extremos, pero cuando uno ve el timón de vida medio alocado, puede acercarse al consumo de cualquier sustancia. Pero no porque quiere, sino porque no le queda otra", sintetiza.

"Hay cosas que se vienen naturalizando, y no es fácil replantearlas, repreguntar sobre algo que se viene repitiendo hace mucho tiempo", apunta Sofía Zadara; al tiempo que resume: "me queda la emoción de muchos cuando contaba un caso real de una chica consumidora de paco de la ciudad de Buenos Aires, por ejemplo. La emoción de muchos, que significa que causa mucho más dolor que el que aparenta, cuando vemos que hay alguien que está caído en el camino".

CRÓNICA NEGRA
El último jueves 9 de octubre, más de medio centenar de vecinos de Alcorta participaron de la presentación del nuevo libro del periodista y escritor Carlos del Frade: "Ciudad blanca, crónica negra. Postales del narcotráfico en el Gran Rosario, Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires". Un encuentro que tuvo lugar en el local de la Biblioteca Popular Belisario Roldán, y que más allá de las historias desgranadas por el reconocido periodista, se abrió la posibilidad de pensar y discutir qué realidades atraviesan a nuestra región en relación al tema.

Acerca de su trabajo, Del Frade sostuvo que "desde su presentación en agosto el libro va por la tercera edición. Y en Alcorta es la presentación número veinte. Esto da una sensación agridulce: por un lado la alegría de la difusión del trabajo, de la venta del libro; por otra parte, esto habla de la necesidad que tenemos como pueblo de saber por qué diablos hay tanta droga y tantas armas cerca de las manos de nuestros pibes. Es ése el drama al cual nos estamos enfrentando".

El libro, advierte el periodista, "es la historia de los últimos cuarenta años de América Latina haciendo eje en Rosario, pero a través de un conducto de dinero que explica gran parte de esa historia que es el narcotráfico. Después del saqueo de los ’90, con la reconversión agroindustrial aparecieron todos los servicios vinculados a la cuestión sojera. Hoy, esta zona es el lugar de mayor lavado de dinero, a partir de los negocios con jugadores de fútbol, con la soja, la proliferación de casinos, o el negocio inmobiliario. El trabajo habla de la complicidad política y empresarial con el narcotráfico, por detrás de la ya conocida culpa de la corrupción policial".
"El año pasado el Ministerio de Salud de la Nación informaba -corroborando datos del Ministerio de Salud de la Provincia- que la provincia de Santa Fe es la primera consumidora de cocaína en la Argentina. Ese consumo de cocaína en nuestra provincia afecta principalmente a la pibada entre los 15 y los 25 años, sobre todo de sectores populares. Y somos entre la sexta y la séptima provincia que más consume marihuana, de los 25 a los 40 años, más ligado a un sector que tiene educación terciaria y universitaria. Esto es lo que está pasando hoy en Santa Fe", relata Del Frade. Y suelta algunas postales de esa crónica abierta: "presentamos el libro en ciudades grandes y en localidades muy chiquitas. Y en todos lados la matriz es la misma: no hay narcotráfico sin complicidad del poder político, del poder judicial, del poder empresarial y de la policía. En los pueblos más chicos es impresionante cuando la gente se acerca y nos cuenta con exactitud que la droga llega a tal hora, que la traen de tal localidad, que la policía acompaña el cargamento, y todo con conocimiento del presidente comunal".

Sin embargo, para el escritor y militante social, la pelea no está perdida: "hay que luchar contra el consumismo y el individualismo, los pilares culturales básicos del capitalismo. Y, no veo a los partidos mayoritarios yendo contra el capitalismo. Así que la cuestión pasa sobre todas las cosas por fortalecer esa lucha cotidiana anónima de miles de maestras, maestros, enfermeros, médicos, psicólogos, trabajadores sociales, esa gente que se dedica todos los días a tratar de hacer que los pibes no sean seducidos por el narcotráfico y encuentren algún otro sentido existencial".

PERCEPCIONES
El sábado 11 de octubre en la Sede de Gobierno de la Universidad Nacional de Rosario, con la presencia de 250 personas -autoridades, vecinos, representantes de instituciones, clubes e iglesias que llegaron desde varias localidades de la provincia- se concretó el primer Curso de Formación de Preventores en Adicciones en el marco del Programa "Rescatate".
El programa es motorizado por el Centro de Estudios Generación para un Proyecto Social (GPS), cuyos referentes son el diputado provincial Maximiliano Pullaro y los concejales rosarinos María Eugenia Schmuck y Sebastián Chale.

Desde ese espacio se dieron a conocer los resultados de una encuesta sobre consumo de alcohol y drogas ilícitas realizada a 504 jóvenes, entre 14 y 35 años, de seis distritos de Rosario el pasado 7 de octubre, que advierte el "alto consumo de drogas en amigos y allegados", al tiempo que se aprecia a esa ciudad como "un lugar de fácil acceso y de generalizado consumo".

Más del 97% de los encuestados consideró que tanto el alcohol como el tabaco son una droga. El 63% contestó que consume alcohol habitualmente, mientras el 72% lo hace durante los fines de semana. Un 30% dijo que consume entre 80 y 100 litros por año.

En forma paralela, el 51% de los jóvenes encuestados admitió haber consumido alguna droga ilícita, mientras que el 40% cree que más de la mitad de sus amigos consume algún tipo de droga.
El 87% consideró a la marihuana como una droga blanda o menos adictiva, mientras que casi el 70% aseguró conocer lugares o personas que puedan facilitarle alguna droga ilícita si decidiera consumir.

Consultados sobre las adicciones más frecuentes entre los jóvenes, un 64% mencionó al alcohol, el 52% a la marihuana, el 40% al tabaco, un 10% la cocaína, y otro 10% las pastillas.
Entre las novedades aportadas por el trabajo, surge que en los segmentos más humildes crece el consumo de pastillas -se mencionan Rivotril o el genérico Clonazepan- mientras que las drogas más mencionadas fueron las "alitas" y "lanzas".

El 74% dijo que recibió información o alguna clase especial de adicciones en la escuela, aunque no pudieron recordar el momento en que la recibieron; el 75% tuvo alguna conversación con sus padres acerca de las adicciones; y el 65% señaló que posee el conocimiento suficiente de los efectos que producen las adicciones.

El 87% de los consultados indicó que en caso de necesitarlo, ya sea para ellos, un amigo o familiar, acudiría a alguna institución pública en busca de ayuda. Sin embargo, más del 60% de la pibada advirtió que no sabía a qué institución acudir en busca de ayuda ni conocía procedimientos sugeridos si se enteraba que un amigo comenzaba a consumir drogas ilícitas.

PESADILLAS Y SUEÑOS
Está dicho: a partir de la mitad de la década del 70, estos arrabales del sur santafesino han visto crecer en forma geométrica los cultivos de soja y el tráfico de drogas, de la mano de un proyecto económico y político de concentración de riquezas y domesticación social.
Las dos actividades tuvieron su mayor empuje en la menemista década del 90, al mismo tiempo que la desocupación, la desnutrición y la pobreza, marcaban el rumbo de las mayorías populares. A la par de la fiesta del boom sojero y las facturaciones millonarias de las empresas del rubro se multiplicaba el tráfico de cocaína y marihuana.

El negocio -que hoy mueve millones de pesos en localidades sitiadas por la desigualdad- se ha tejido al amparo de la corrupción policial; que se referencia a su vez en miembros de gobiernos comunales o municipales, en gobernantes provinciales y nacionales, en legisladores y hasta en funcionarios judiciales. El recorrido se completa con el ingreso de esa fenomenal masa de dinero al "mercado legal", un punto en el que los Casinos de Rosario y Melincué juegan un papel fundamental, al tiempo que surgen mutuales y emprendimientos empresarios casi fantasmas.

Tal y como lo describe Carlos del Frade: "el narcotráfico es uno de los ciclos del sistema y, por lo tanto, atraviesa todas las instituciones, como se animan a decir por lo bajo distintos funcionarios, nacionales y provinciales. No es simplemente el resultado del negocio de alguien que vende drogas más o menos sofisticadas. Se trata de un entramado de relaciones que impulsa un sistema de dinero fresco y en negro que alimenta la vida cotidiana…"

Un circuito que genera dinero fresco, que se mete en la vida cotidiana de cada pueblo sin distinción de clases sociales, pero que, en las contadas ocasiones en que es abordado, apenas descubre y expone a los sectores más desprotegidos, a los pibes y pibas de las barriadas populares.
Y donde es necesario -como recalcó el propio del Frade en el final de su charla- "tomar conciencia de que podemos ganar. Ahora, para ganar, hay que salir a la cancha. Hay que protagonizar la historia. Necesitamos pelear por lo que queremos, para no vivir lo que no queremos".
Pelear por nuestros sueños, o resignarse a sufrir las pesadillas impuestas.

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Imagen: Clet Abraham.



Jorge Cadús: Es periodista. Es redactor y editor del periódico El Prensa; y columnista de varias páginas web de noticias. Forma parte del grupo fundador del Proyecto de Comunicación Alapalabra, de Madres de Plaza 25 de Mayo de Rosario. Es autor de "Postales de un desierto verde" (Tropiya ediciones, 2004); "Un tiempo ayer ceniza. Historias de la dictadura en el sur de la provincia de Santa Fe" (EMR, 2006) junto a Facundo Toscanini; "Combatiendo al capital. 1973-1976. Rucci, sindicatos y Triple A en el sur santafesino" (EMR, 2009), en colaboración con Ariel Palacios; "La Transa. Crónicas del narcotráfico" (Grupo Editor Postales, 2015); "Los días que vivimos en peligro. La destrucción del trabajo en la región 2015/2018)" (La Chispa, 2018) y "Alcorta: La ciudad invisible" (Grupo Editor Postales, 2019). Obtuvo dos veces el Premio Ciudad de Rosario por estos trabajos. En TV fue director periodístico de "Audiencia Debida. Crónicas del sur"(2000/2002); "Estación Sur. En los rieles de la Patria" (2010/2011) y "Tercer Tiempo. El relato salvaje" (2013/2015); todos en la señal Cablevisión Alcorta / Sacks Paz Televisora. Por esos programas obtuvo los premios ATVC 2001 y ASTC 2003 como mejor programa periodístico; y el Premio Juana Manso 2011 por su abordaje de las problemáticas de género. Desde el año 2006 a la fecha ha dictado en numerosas escuelas de la zona charlas y talleres abiertos sobre el terrorismo de Estado en la región. En el 2011 fue distinguido con el Premio Regino Maders por su trayectoria periodística y su compromiso militante.