Crónicas

CEREMONIA Y REINVENCIÓN / Ariel Palacios
ROSARIO: PRESENTACIÓN DE "SINCERAMENTE"

El salón Metropolitano es un solo y gran barullo. Más de 2.000 personas esperamos el momento. En las filas cercanas al escenario decenas hablan tranquilamente y en las más alejadas otras decenas se suben a las sillas, cantan, saltan de las sillas, se impacientan, hacen la “V” de la victoria, vuelven a cantar. En un costado, sobre una tribuna, los fotógrafos y los camarógrafos ajustan los parámetros de sus bichos digitales y un escalón abajo, contra las barandas que nos separan del público, los cronistas tomamos los primeros apuntes. En el cuadernito Triunfante de uno que a veces conozco se lee:“Rosario, 20 de junio de 2019. Presentación del libro de Cristina Fernández de Kirchner”. Dos pantallas gigantes nos cuentan lo que estamos viviendo. Nos muestran enormes, apiñados, casi iguales, casi otros. Afuera, en el Parque Scalabrini Ortiz, la multitud es mayor. “Serán unos 20.000, por lo menos”, arriesga una chica que lleva una credencial azul con el título del texto que se ha convertido en el fenómeno editorial del año: Sinceramente.


LA JURA
Cuenta regresiva y un video promocional abre el acto. Allí, hombres y mujeres dan testimonio de su fidelidad a una causa y libros y libros salen como pan caliente para saciar el hambre de lectura de medio país. Explota el aplauso. Los asistentes se ponen de pie y una locutora nos saluda a todos y a todas y dice que es felicidad eso que se siente, eso que sentimos, al formar parte de esta presentación. El salón deja oír un primer rugido.
La voz que conduce destaca los nombres de algunos de los presentes y sin dilaciones va al grano. Y entonces ocurre, por fin ocurre, que entra Cristina y el Metropolitano es una gran garganta abierta y desatada. Acompaña a la ex presidenta de la Nación el escritor Marcelo Figueras, que esta tarde será su partenaire.
Los flashes estallan por acá y por allá. La emoción se sube a los ojos de muchos, queda fijada en la memoria de los celulares. Cristina se acerca al borde del escenario, reparte besos y saludos, alza a un niño. Hoy es Día de la Bandera, y a tono con la circunstancia viste con campera celeste y camisa blanca. La veo más pequeña de lo que imaginaba, quizás más frágil de lo que imaginaba: subrayo eso en el cuaderno.
Sin solución de continuidad, Charly García se suma a la ceremonia con su versión del Himno Nacional. Las filmaciones van y vienen del interior al exterior, de un gentío al otro: da la impresión que en ambos lados hay más devotos que hace unos minutos. Sobre las tablas, la mujer más amada y resistida de Argentina jura con gloria morir. No está sola en ese asunto.

DÍA DE LAS BANDERAS
La mesa de mantel azul está servida. Marcelo Figueras dará los pases justos y ella hará lo que mejor sabe hacer: ser ella, sacar a relucir la verba que enamora y que tajea, ir por la ruta de las anécdotas sin perder el charme y desembocar en una definición política. Por las dudas, la leonera le recuerda que "vamos a volver, a volver, a volver, vamos a volver".
La ex presidenta de la Nación enciende el fuego, expresa que quería presentar su libro en la ciudad y que la fecha deseada era esta de hoy y no otra, y agrega que "Belgrano es mi prócer preferido" y que "los recuerdos que tengo de los 20 de junio acá en Rosario son maravillosos". Un "te amo" se escucha desde algún rincón; un "vamos, Cristina" me llega desde más cerca. El eco es eco de las clases medias.
CFK traza un sendero en torno al creador de la bandera, se mete con la historia y dispara: "Me da un poco de rabia que lo recordemos el día en que se murió. Yo lo hubiera recordado a Belgrano el día del Éxodo Jujeño, lo que pasa es que hay una corriente historiográfica bienintencionada de separar a los próceres que construyeron la independencia y la libertad, de los hechos, de las épicas y de las epopeyas que fueron parte de esa libertad y de esa independencia. No sería políticamente correcto presentar a un Manuel Belgrano ordenando incendiar para que no le quedara nada al enemigo".
El remate no tarda en llegar: "Hubiera sido la amante de Belgrano, algo con Belgrano hubiera tenido", asegura entre aplausos CFK, que ahora sí está de vuelta y promete más.

EN TREN DE REFUNDACIONES
Los fondos buitre, el endeudamiento, la noción de Patria forman parte del intercambio de Cristina Fernández con su interlocutor, un correcto Figueras. Algún dardo apunta al presidente Mauricio Macri, que no es nombrado, y la multitud celebra y se autocelebra.
Va cayendo otra noche neoliberal, negra como la bolsa negra en que meten a los muertos. Ahí afuera, y acá dentro, por suerte, el celeste y el blanco se imponen con comodidad. CFK habla de su relación con Néstor Kirchner y lagrimea. "Sinceramente", agrego en el cuaderno.
A continuación, se muestra con total nitidez el carácter refundacional con que el kirchnerismo suele investirse. En ese sentido, el bestseller de su principal líder, candidata a vicepresidenta en las próximas elecciones nacionales, acompañando a Alberto Fernández, retoma aquella carta de presentación de su década ganada. "Es como un karma que nos perseguía. Llegábamos a lugares, siempre a partir del voto popular, y ese lugar estaba dado vueltas, patas para arriba", indica Cristina. Municipios y gobernación de Santa Cruz, primero, y el salto a la presidencia, en 2003, hacen a ese recorrido que transformó lo agonizante en esperanza pura, según el enfoque de esa señora de 66 años que nos habla desde el escenario.
Lo que acaba de asegurar deja abierta una puerta abierta para imaginar la tarea que emprenderá si es que accede otra vez al gobierno, su empeño en volver a levantar un país desde las ruinas, lo celeste y lo blanco imponiéndose sobre lo negro. En pocas semanas lo expresará algún slogan. Y que quede escrito: Sinceramente no es un libro de memorias; es, ante todo, una herramienta política. Un mamotreto de 600 páginas que, nos guste o no, vino a sacudir el tablero como sólo su autora puede hacerlo, y que además pone en cuestión la supuesta ineficacia -porque se lee poco, porque se lee menos, porque no se lee- de esos objetos impresos que le debemos a Gutenberg. En ese golpe clásico también va el sello de "la yegua".

IMÁN
"Yo decía hoy que no vengo a Rosario desde el 20 de junio de 2015. Bueno, fijémonos cómo estamos hoy. No estoy hablando de cuatro décadas ni de cuatro siglos: estoy hablando de, apenas, hace cuatro años. Podríamos empezar por los índices de desocupación; por la cantidad de comercios, de pymes, de empresas con dificultades. Ni qué hablar del endeudamiento", plantea Cristina Fernández, y sentencia: "aquel 20 de junio de 2015 era una Argentina sin Fondo Monetario Internacional".
Las palmas y los vítores le dan marco a su discurso. Se agitan banderas. Casi no hay mirada que se aparte de aquella mesa y, puntualmente, de aquella ex mandataria que habla a unos 40 metros de este sector destinado a la prensa. Los ojos de quienes tengo al lado, y los de los de al lado de los de al lado, no me dejan mentir. "Como un imán", anoto en el cuadernito Triunfante.
Macri vuelve a caer en la volteada. Esta mañana pasó por Rosario y se olvidó olímpicamente de Belgrano. Sí fustigó a Hugo Moyano, referente del gremio de los camioneros, en un acto tan desangelado que dio vergüenza ajena. Sobre esto hace hincapié CFK, pero no da nombres. Más bien sugiere, ironiza, chucea, gozando de estar en su salsa.
Hay un capítulo del intercambio que refiere al odio. Marcelo Figueras toca corto y Cristina arremete de nuevo. Me quedo pensando, ya que tengo la chance de poner los cinco sentidos en juego, en cuánto de su estilo alimenta ese odio. Digo: cuánto de su estilo de mujer de elite jode a la elite. Acaso lo que no le perdonen, entre lo mucho que no le perdonan, sea que esos rasgos distintivos (vestimenta, maquillaje, formas de hablar) no se correspondan con la mina que esperan, una mina al servicio exclusivo de la elite, que encima aparece en las boletas peronistas. Deben sentirse expropiados, supongo, y escupen su resentimiento como si Cristina fuera a dejar de ser Cristina y ellos, sinceramente, estuviesen a punto de dejar de ser ellos.
Menudo drama de mi tiempo este del "populismo", que a la sazón enerva a una parte de las clases medias, a sus dirigentes y a sus artistas, a sus periodistas y a sus intelectuales, a sus derechas y a sus izquierdas, y que además intenta su reinvención. Ya lo dice la jefa: "nada bueno puede surgir de una Argentina envuelta en odio, enferma de odios y de divisiones. Por eso yo rescato mucho el tema del Bicentenario en el libro y del espíritu de unidad que creo que debe volver".
Voy al cuaderno y sintetizo con un par de palabras de larga tradición política: "contrato social". En boca de CFK, esto es lo nuevo de lo nuevo.

EL RETIRO
La parte final del temario incluye la autocrítica y las presiones de los multimedios y las empresas multinacionales, y cuando la ex presidenta se apresta a concluir su exposición la multitud lanza una repentina ovación. Cristina mira a los costados sin entender bien qué es lo que está pasando. El público se para y canta aquello de "vamos a volver", mientras las cámaras registran iguales fervores afuera.
-¡Gracias! Ustedes terminaron el acto. ¡Vamos, compañeros! ¡Muchas gracias! -dice la mujer más amada y resistida de Argentina.
Son muchos los que intentan acceder al escenario en busca de un saludo o de una firma en un ejemplar de Sinceramente. Algunos tienen suerte. Después, la vemos irse por una salida lateral, seguida por una hilera de personas. Al cabo de unos segundos, CFK reaparece en una pantalla, alzando los brazos para los miles de fieles que esperaban para verla en el Parque Scalabrini Ortiz. Da un breve mensaje que desde el interior del salón es imposible oír.
Cuando, al rato, las columnas avancen en medio de la noche neoliberal yo ya estaré intuyendo qué fue lo que debí apuntar, y no apunté, en el cuaderno. Por ahora, no lo advierto y la crónica está condenada a ser esto que es y que, sinceramente, seguirá siendo.


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Ariel Palacios: Escritor y periodista nacido en Alcorta en 1973. Es licenciado en Comunicación Social (UNR, 2002). Colaboró con el Instituto Gino Germani (Facultad de Ciencias Sociales, UBA) en una investigación sobre el impacto de las políticas de los años 90 en los pueblos rurales de la pampa húmeda. Desde el año 1997 dirige la Revista Postales (Alcorta), y es redactor del periódico Prensa Regional. En televisión, obtuvo los premios ATVC 2001 y ASTC 2003 por "Audiencia debida. Crónicas del sur" (Cablevisión Alcorta / Sacks Paz Televisora); y el Premio Juana Manso 2011 por "Estación Sur", en las mismas emisoras. En 2003 publicó "Historias a campo traviesa. Sangre, soledades y fuegos en la Argentina rural" (Tropiya / UNR Editora) y en 2009 "Combatiendo al capital. Rucci, sindicatos y Triple A en el sur santafesino" (Editorial Municipal de Rosario), en co-autoría con Jorge Cadús.